Hace un par de domingos Vilma Fuentes escribió en La Jornada semanal un breve texto sobre la legendaria Shakespeare and Company, una entrañable y bella librería estadunidense fundada por Sylvia Beach en 1919, ubicada en París, por la que pasaron James Joyce, Valéry, Hemingway, entre otros escritores destacados. La librería aún existe y se encuentra frente a la catedral de Notre Dame.
Nos dice Vilma Fuentes:
Cuando cruzo frente a la librería Shakespeare and Company tengo la sensación de atravesar varios tiempos distintos. Acaso contribuye a provocar esta impresión de espejismo, ajeno a cualquier nostalgia, el nombre de la librería, el de su dueño, Georges Whitman, el de su hija, las pilas de libros donde los volúmenes que se buscan no se encuentran y, en cambio, se descubren al azar sorpresas no imaginadas. En la librería-biblioteca, se amontonan épocas como libros. Se salta de una década a otra, del siglo XX al XXI, sin cronología ni orden.
En realidad, el nombre de Shakespeare and Company fue creado por Sylvia Beach para designar la librería estadunidense que fundó en 1919 en la calle Dupuytren. Cuando llega, en 1916, a París, conoce a Adrienne Monier, quien posee La Maison des Amis du Livre –La Casa de los Amigos del Libro–, situada en el 7 rue de l’Odéon, a donde acuden escritores como Gide, Larbaud o Valéry. En 21, Sylvia muda su establecimiento al 10 del Odéon, frente a la librería de su compañera. La de Sylvia es frecuentada por Joyce, Pound, Hemmingway y otros. Como editoras, Beach edita el Ulysses de Joyce en inglés ese año y en 29 Monier edita la traducción al francés.
Shakespeare and Company es obligada a cerrar en 1941, cuando Beach se niega a vender a un oficial alemán el último ejemplar de su edición de Finnegans Wake. Arrestada en 1943 por los alemanes, y liberada, Beach no reabrirá la librería.
Georges Whitman, otro estadunidense desembarcado en París, comienza por vender libros en inglés en su hotel. Amigo de Ferlinghetti, cuya librería de San Francisco City Lights admira, Georges funda Le Mistral con ese estilo beatnik en el ‘51. A la muerte de Beach en 1962, Whitman le da el nombre de Shakespeare and Company.
Situada en la rue de la Bûcherie, al otro lado del Sena, frente a la catedral de Notre Dame, la actual librería ocupa dos pisos de un antiguo edificio. En la amplia banqueta, una fuente Wallace deja oír el gorjeo de su chorro de agua. A través de los cristales puede verse el cúmulo de volúmenes que ocupan los estantes, llenan las mesas, suben las escaleras y llegan al laberinto del segundo piso.
Entre todos los libros, durante muchos años bajo la excéntrica gestión de Georges, un sofá, un colchón, una cama donde, por la noche, dormían jóvenes con vocación de poetas o escritores, y, durante el día, sirven de asiento a los lectores. Whitman afirma que más de 40 mil personas han dormido alguna vez en esa “utopía socialista que se hace pasar por librería”: Burroughs, Ginsberg y otros, a cambio de dos obligaciones: ayudar al aseo del lugar y leer un libro por día…