De una belleza perturbadora

En uno de sus libros, el crítico literario Terry Eagleton apunta lo siguiente: “Narrar es una empresa absurda. Es un intento de plasmar de forma secuencial una realidad que no es secuencial en absoluto. Por consiguiente, es lenguaje en estado puro”. 

Sin embargo, el lenguaje, la escritura en estado puro puede conseguir también plasmar esa realidad dislocándola aún más, dibujándola mediante fragmentos discontinuos que nos brindan una extraña sensación de unidad y coherencia inquietantes. Los cuentos que conforman el libro Ustedes brillan en lo oscuro (Páginas de Espuma, 2022), libro ganador del VII Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero, de la escritora Liliana Colanzi (Bolivia, 1981), logran eso precisamente: narrar una realidad de forma fragmentaria (algo le debe a Clarice Lispector) a través de relatos que siempre incluyen dentro de sí otros relatos más breves, asemejando al mecanismo de una muñeca matrioska pero de historias, y rompiendo con todo viso de linealidad en la narración, pues a veces salta en el tiempo incluso de un párrafo a otro, desubicando al lector y jugando con su sentido de la realidad. 

¿Cuál es, entonces, el vínculo, la ligadura que une a las pequeñas historias dentro de la historia mayor que cuentan cada uno de los seis cuentos reunidos en este libro? Aunque suene a obviedad, es el juego creativo y original de una escritura brillante como la de Liliana Colanzi que crea mundos extraños, a la vez objetivos, realistas, oníricos, fantásticos y de ciencia ficción, mediante una prosa que se advierte pulcra, informada y muy imaginativa. La cual, insisto, alcanza en sus relatos el efecto de una unidad misteriosa que es resultado, paradójicamente, de una fractura intencional en la sucesión de los hechos narrados. 

“La cueva”, por ejemplo, es un relato (dividido a su vez en nueve historias) que desarrolla un interesantísimo viaje geológico de una cueva, en el que nos encontramos desde seres prehistóricos, pinturas rupestres que viajan por el tiempo, amores prohibidos, la mutación de los murciélagos, estalactitas y estalagmitas que se comunican “en una danza de decenas de miles de años”, troglobios, ese “mundo paralelo que olvidó el contacto con la luz del sol”, crisálidas, entre otro tipo de visitantes. En una primera lectura, podría parecer que existe poca conexión entre las historias (de tan distintas épocas) que componen el relato, sin embargo, la cueva y el tiempo son el hilo conductor que las articula: nos hacen sentir que leemos un solo relato, en un mismo espacio, pero que lo hacemos en un movimiento constante hacia adelante y hacia atrás. La cueva es un testigo geológico de la vida que ha pasado dentro de ella; es también el testimonio de la muerte y la reproducción de diferentes seres vivos; y es el refugio de la vida microscópica o de una mujer desorientada y aterrorizada en una noche de relámpagos que se resguarda al amparo de la cueva, desconociendo aún la brutalidad que le espera en casa a su regreso.

En “Ustedes que brillan en lo oscuro”, el relato que da nombre al libro, se cuenta la historia del terrible accidente radiológico ocurrido en la ciudad brasileña de Goiânia, en septiembre de 1987, cuando unos recolectores de chatarra encontraron, en lo que antes fue un centro un de radioterapia para pacientes de cáncer, un cilindro que contenía cesio-137, esto es, material altamente radiactivo, y se lo llevaron a casa de uno de ellos, quien fue sorprendido por “una luminiscencia azul como de estrella o de fondo del mar” que brotaba del cilindro. Lo que pensó que era un tesoro luminoso en medio de la chatarra, eran partículas resplandecientes de cesio, mortalmente atractivas, que matarían a varios, enfermarían a muchos y contaminarían a toda una ciudad que entró en pánico. La radiación estaba por todas partes. La muerte paseaba invisible y se aferraba a las personas, a las casas, a los electrodomésticos, al suelo, al agua, a los alimentos. 

Aunque el relato es muy fiel a los hechos históricos, nutrido de investigación, en la pluma de Liliana Colanzi se convierte, de nueva cuenta, en un mosaico de historias no lineales, de estampas narrativas que forman un sombrío collage, en una diversidad de voces y puntos de vista (la de los inocentes chatarreros que se deslumbran con ese polvo incandescente, la de los contaminados que viven en tiendas de campaña en un estadio olímpico, la del científico que revisa el tubo metálico y comprueba que se trata de una bomba radiactiva, la del expediente policial que atribuye responsabilidad a los médicos y propietarios del Instituto Goiano de Radioterapia, la del cementerio nuclear que debió construirse o la de Leide das Neves, la niña que murió untándose “la luz envenenada”) que reconstruyen, como en coro y de manera muy viva, la tragedia de Goiânia; reivindicando así, por medio de la imaginación literaria de la autora, la memoria de un hecho aterrador.

“Atomito” es otro relato fascinante que narra la historia de unos jóvenes amigos muy peculiares (Kurmi, Orki, Yoni, Percéfone y el Moko) que suelen reunirse en una casa en El Alto, Bolivia, más ruinas que construcción, desde la cual se observan las luces de una Central Nuclear, vigilada las veinticuatro horas por tanques militares que se arrastran como “lánguidas orugas”, y que será también, por otro accidente, esta vez la caída de un rayo en una de las torres de la Central, fuente mortífera de mayor radiación a la que los vecinos ya estaban expuestos, incluidos los amigos cuyas vidas y destinos terminan fundiéndose entre lo real, lo onírico, lo fantástico y lo irracional. Liliana despliega aquí, valiéndose de la ciencia ficción y de una multiplicidad de miradas, una crítica de los desvaríos gubernamentales, irresponsables, en la construcción de una central nuclear en los alrededores de una ciudad y de la opacidad oficial respecto al almacenamiento de materiales peligrosos. 

Al igual que en “Ustedes brillan en lo oscuro”, en “Atomito” es patente una preocupación por el medio ambiente y la amenaza que significamos los humanos. Es un juicio crítico al ejercicio del poder, la represión y la neolengua utilizada para hablar, más bien ocultar el peligro latente que guarda una planta nuclear.

Otro de los cuentos que para mí reflejan muy bien la escritura que distingue a Liliana Colanzi es el “El camino angosto”, que retrata a una comunidad cerrada, una colonia religiosa que invita, más bien obliga a sus habitantes a no apartarse del camino angosto, que es el camino del Señor, un camino de prohibiciones y deseos perpetuamente reprimidos, un mundo en el que se proscriben la música, el baile, el goce. 

Más allá del perímetro de la colonia, protegida por un campo magnético que electrocuta a quien quiera traspasarlo, están las tinieblas, el diablo que puede ser “una nube, una sombra, una ráfaga que mueve las hojas. Puede ser el cuyabo que cruza el cielo o un reflejo en el agua del río. Algunos dicen que viaja con el viento, otros que anida en la electricidad…”. Con esto asusta el reverendo a sus feligreses. Inútilmente, porque los jóvenes se vuelven a ensuciar, ingeniándoselas para transgredir el perímetro, el eléctrico y el impuesto por una rancia gazmoñería moral. 

En este relato Liliana Colanzi vuelve a jugar con el tiempo, superponiendo historias que de vez en vez nos hacen sentir en una realidad quebrantada; como si al narrar algo que pretendía objetividad, de pronto los sueños se le salieran de la cabeza (como le sucede a Rosie Fischer, personaje de este cuento) y se incrustaran en cualquier parte de la historia, para luego despertar y retomar el hilo de una narración que sabemos que se romperá de nuevo. “El tiempo es una ilusión del Diablo”, son palabras del reverendo que aparece en el cuento. Nuestra autora parece divertirse con las ilusiones de ese diablo.

Ustedes brillan en lo oscuro es un libro que destaca por una escritura literaria de gran riqueza e imaginación poéticas, que logra poner las cosas y las personas en movimiento ante nuestros ojos, ubicándonos en espacios y mundos que, de alguna u otra forma, nos inquietan con su perturbadora belleza. Es un libro que debe leerse.

About Irad Nieto

About me? Irad Nieto es ensayista. Durante varios años mantuvo la columna de ensayo “Colegos” en la revista TextoS, de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Publicó el libro de ensayos El oficio de conversar (2006). Ha colaborado en diversas revistas como Letras Libres, Tierra Adentro, Nexos, Crítica y Luvina, entre otras. Fue columnista del semanario Río Doce, así como de los diarios Noroeste y El Debate, todos de Sinaloa. Su trabajo ha sido incluido en la antología de ensayistas El hacha puesta en la raíz, publicada por el Fondo Editorial Tierra Adentro en 2006 y en la antología de crónicas La letra en la mirada, publicada en la Colección Palabras del Humaya en 2009. Actualmente escribe la columna quincenal “Paréntesis” en El Sol de Sinaloa.
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