Juan Goytisolo escribe una breve semblanza, publicada por Claves de la Razón Práctica y reproducida por El Boomeran (g), sobre el escritor Carlos Fuentes, su obra novelística y sus influencias, así como las afinidades literarias y personales que ambos comparten desde hace más de medio siglo; dos escritores cuya nacionalidad es, reconocidamente, cervantina. En su texto, nos dice Goytisolo:
A mediados de la pasada centuria, se produjo en América Latina un fenómeno insólito en el ámbito de la novela escrita en español. Después de una decadencia de casi tres siglos –con las excepciones honrosas que todos conocemos, tanto en la Península como en el Nuevo Mundo en vías de independizarse de una metrópolis cultural y políticamente atrasada y sin remedio a la vista–, surgió milagrosamente un grupo de creadores apenas conectados entre sí y situados en países escasamente relacionados en razón de la compartimentación política y editorial entonces reinante, que colocaron a nuestra lengua común en la vanguardia de la revolución novelística del siglo XX.
No me propongo rastrear aquí los antecedentes de tan inesperado florecimiento. Señalaré tan sólo que la omnívora pasión literaria de Borges, primer lector moderno de Las mil y una noches, cuya curiosidad universal en los antípodas del provincianismo de la época –de ese petit contexte tan bien analizado por Kundera en L’art du roman– abrió las puertas a un puñado de novelistas que en vez de ofrecer al lector culto de París, Londres, Berlín o Nueva York el típico roman des pays chauds –y sin romper los vínculos que les unían al lugar en donde nacieron– habían asimilado las lecciones de unos antepasados que se llamaban Cervantes, Sterne, Diderot, Flaubert, Gogol, Proust, Joyce, Biely, Svevo… Hablo de Juan Rulfo y Carlos Fuentes en México, de Gabriel García Márquez en Colombia, Mario Vargas Llosa en Perú, Julio Cortázar en Argentina, Alejo Carpentier, Lezama Lima y Cabrera Infante en Cuba, Juan Carlos Onetti en Uruguay, José Donoso en Chile, Augusto Roa Bastos en Paraguay… Podría alargar la lista con otros autores notables pero la detengo aquí.
La obra novelística de Fuentes es una verdadera enciclopedia de la especie humana y en este sentido puede ser comparada con la de Balzac. La clasificación provisional de la misma que figura en las obras editadas en estos últimos tiempos no da cuenta en mi opinión de la dinámica creada por las fuerzas contrapuestas que la vertebran: la tensión existente entre dos polos opuestos sin que la inteligencia del autor, como dijo bellamente Scott Fitzgerald, pierda la capacidad de funcionar. El primer polo es México, el país más diverso, complejo y apasionante de todo el vasto territorio de la lengua de Cervantes. El segundo, su aspiración a la modernidad que circula a lo largo del tiempo e ignora las fronteras y edades. En virtud de ello, el más mexicano de los escritores es a la vez el que mejor encarna esa extraterritorialidad de los apátridas y alienígenas. Su pluma actúa en un ámbito en el que la cronología no cuenta. La obra, liberada de ésta, se inscribe en la fluidez privilegiada de la acronía…